HOMENAJE A LORD DUNSANY
Amada, ven:
dispuesta está la mesa, por el rey presidida.
Los trasgos, inocentes,
merodean incrédulos, y el decorado espléndido
sirve a los fines del huésped extraño.
Tal vez, cuanto observamos
pueda ser irreal
- una página vieja por el viento arrancada.
En todo caso, y a la cabecera,
mi Lord sonríe, bondadoso toma
tu mano entre las suyas:
hace el papel del padre que ha ordenado
estos festejos
por ser tú la primera mujer de lejas tierras
que venciera el hechizo.
Quién sabe si en la aldea
donde el cura gobierna, lo puedan entender:
¡cómo el monarca
honre a la hija del Continente profanado,
una negra, si bien
ella viste la túnica
de la real nobleza,
de un color que realza su esbeltez de pantera!
Mas, para qué pensar en lo que digan
esas ancianas gordas,
arrepentidas meretrices.
En Elfos, tal el nombre
del país descubierto por Dunsany,
el tiempo debe ser una mentira,
pues no hay noches ni días,
tampoco un calendario donde se hallen marcados
los días de abstinencia
y los propicio
para la cópula.
Libre es en Elfos
la vida, y las bestias
corren ajenas
al rigor de las leyes.
Amada, ven y siéntate
junto al rey bondadoso que compara tu cuerpo
con la noche apacible
- estrellas son tus ojos
que la humildad enciende -,
mientras llega la música.
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